¿Puede ser el 2009 peor aún para los inversores que el 2008? Si nos atenemos a la opinión recogida por la revista norteamericana Fortune entre ocho de los principales gurús de la economía y los mercados tanto norteamericanos como mundiales, la respuesta es insultantemente desmoralizadora: no les quepa la menor duda. Hay que reconocer que el particular sesgo de la muestra podría invalidar las conclusiones que de ella se derivan. Los encuestados han ganado predicamento en los últimos meses en la medida en que se han materializado con el paso del tiempo sus agoreras predicciones. Y ya se sabe lo difícil que es cambiar de opinión cuando uno ha jugado a gurú… y le ha salido bien. No abunda la humildad en este colectivo. Sin embargo, su palabra tiene el valor que le otorgan sus aciertos pasados. Proyéctenlos hacia el futuro con la adecuada cautela. Como verán hay, como en los toros, diversidad de opiniones. Espero, no obstante, que les ayude a formarse un criterio propio. Servidor se limitará a extractar lo mejor de cada casa, de forma más o menos literal. Sírvanse ustedes mismos, si quieren autoflagelarse un poco más, en el original que les adjunto.
1. Nouriel Roubini, profesor de la NYU y dueño de la web RGE Monitor, es considerado por muchos como el gurú de la crisis actual: “el crecimiento del PIB de los Estados Unidos va a ser negativo hasta final de 2009. La tasa de paro alcanzará el 9% en 2010 en nuestro país mientras que el precio de las casas, que ya se ha reducido un 25%, caerá otro 15% antes de tocar suelo ese mismo año. Continuaría alejado de los activos de riesgo los próximos doce meses, se llamen éstos acciones, materias primas ó renta fija corporativa, cualquiera que sea su rating. Me mantendría en liquidez o en activos del Tesoro a corto o largo plazo. Mejor obtener poca rentabilidad que perder un 50% del patrimonio personal. La estrategia predominante ha de ser la preservación del capital. Me encantaría ser más optimista, pero acerté hace un año y me temo que acertaré de nuevo en 2009”.
2. Bill Gross, gestor estrella de PIMCO, goza de enorme influencia tanto en las autoridades monetarias como en el inversor institucional global de renta fija: “doce meses de Obama serán insuficientes para paliar el daño causado por medio siglo de excesivo apalancamiento. La reducción de las posiciones privadas de riesgo, y su sustitución por crédito público, afectará a los márgenes empresariales y a las tasas futuras de crecimiento de beneficios una vez que alcancemos el suelo. Los inversores deben tomar conciencia de las implicaciones de estos cambios y aceptar que los próximos años traerán consigo retornos de un solo dígito a sus carteras. No obstante existen ya bolsas significativas de valor entre la deuda corporativa de buena calidad y las acciones preferentes de entidades financieras auxiliadas por el Estado. Debe primar el cash flow, por intereses o dividendos, frente a la rentabilidad. La senda de la recuperación será traicionera”.
3. Robert Shiller, profesor de Yale, es el principal impulsor en la actualidad de la Teoría de la Destrucción Creativa de Schumpeter. Tras señalar numerosos factores de coincidencia con lo que ocurriera en la Gran Depresión, Shiller concluye: “creo que lo haremos mejor esta vez, aunque me aterra la vulnerabilidad de nuestra economía. Se ha dañado la confianza en el sistema y ésta tarda tiempo en recuperarse. Ahora mismo estamos lidiando con un fenómeno que participa de un elevado componente psicológico. Sólo si la gente cree que estamos en la senda adecuada podrá implicarse en la recuperación de la prosperidad colectiva. En cuanto a la bolsa, no creo que esté cara en términos del PER ajustado que utilizo, y que toma como denominador la media de los beneficios empresariales de los últimos diez años. Actualmente se encuentra en 13, esto es: por debajo de la media histórica de 15. Sin embargo, tras el crash de 1929 se fue hasta 6. Esa es mi preocupación a día de hoy. Entrar en el mercado de acciones pensando en una rápida revalorización es muy arriesgado. Podríamos ver cómo las bolsas pierden hasta un 50% de su valor”.
4. Sheila Bair, presidenta de la FDIC, agencia gubernamental que garantiza los depósitos bancarios de los estadounidenses, podría considerarse como la voz de la Administración. Su mensaje es quizás el más sentimental: “vivimos una espiral de desconfianza que se autoalimenta y que está en el meollo de los problemas económicos que hoy padecemos. No obstante, saldremos de ésta. Y cuando lo hagamos, volverán a primar los fundamentales en la sociedad. Los bancos y demás prestamistas promoverán la creación de valor y el sano crecimiento a largo plazo en nuestra economía, mientras que las familias americanas redescubrirán la paz mental que otorga la seguridad financiera derivada del ahorro y la inversión inteligente. Necesitamos volver a la cultura de austeridad que la generación de nuestros padres aprendió tras años de privaciones y sacrificios. Son lecciones que parecían olvidadas y que la crisis actual se está encargando de recordarnos”.
5. Jim Rogers, defensor del superciclo de las materias primas. Como no podía ser de otra manera, se dedica a hablar de su libro: “Vivimos un proceso de liquidación forzada de posiciones, que no atiende a hechos y/o fundamentales, y que sólo se ha producido 8 ó 9 veces en los últimos 150 años. Históricamente, son momentos idóneos para hacer mucho dinero en activos cuyo argumento de inversión permanece intacto. Y el único asset class cuyo “case” está mejorando con el transcurso del tiempo son las commodities. Cada día que pasa su oferta se reduce un poco más, pues nadie puede invertir en capacidad productiva toda vez que no hay financiación. Esto generará a futuro importantes desequilibrios. Personalmente estoy invirtiendo en materias primas agrícolas, dado que los inventarios están en mínimos de 50 años. Incremento mis posiciones en acciones chinas y taiwanesas, donde creo que va a haber paz por primera vez en 60 años. He cerrado mis cortos en acciones americanas y estoy abriendo nuevas posiciones vendidas en bonos del Tesoro a largo plazo, donde creo que hay una burbuja sin precedentes, especialmente en el 30 años. La masiva oferta de deuda pública y el repunte consecuente de la inflación actuarán en mi favor. No es momento de estar todavía en bolsa. Si nos atenemos a las series históricas, hay que comprar cuando el dividendo alcanza el 6% y el PER cae a niveles de 8 y vender cuando tales datos se sitúan en 2% y 22, respectivamente. El mercado de valores ofrece a día de hoy una rentabilidad del 3%. Para que alcance mi objetivo el Dow se tendría que ir por debajo de 4.000. Podría ocurrir. Y si cayera tanto, y soy solvente para contarlo, compraré a ciegas. Lo importante es tener liquidez suficiente cuando llegue el momento”.
6. John Train es la voz de la experiencia con más de 50 años de Wall Street a sus espaldas: “hemos decidido aumentar sin límite nuestro déficit a fin de posponer lo peor. Eso implica inflación. No hay que estar en bonos del Tesoro. Por el contrario, dado que creo que no nos encaminamos hacia una depresión que, empero, está en el precio de muchos valores, mi opinión es más favorable al mercado de acciones y, en concreto, vigilaría compañías sólidas y bien gestionadas como Johnson & Johnson y similares. Firmas que, además, nadan en abundancia de liquidez lo que les debería permitir aprovecharse de la debacle actual para comprar a precios razonables líneas de negocio que se ajustan a sus necesidades. Vienen años complicados y el perfil de compañías en las que invertir debe ajustarse a esa realidad. Prefiero Wal Mart a Saks o Dollar General a Neiman Marcus. O sociedades que operan en nichos especializados como Schlumberger”.
7. Meredith Whitney, analista de bancos de Oppenheimer, anticipó gran parte de los problemas a los que se enfrentaría su sector a lo largo de 2008: “las medidas del Gobierno van a servir para tapar agujeros pero no van a suponer nueva liquidez para las entidades financieras que es lo que el sistema desesperadamente necesita. La imposibilidad de la banca de captar capital implicará que el proveedor por defecto de los fondos que el sector necesita será el propio Gobierno Federal. Resulta a día de hoy imposible predecir qué va a ocurrir la semana que viene con lo que cualquiera se atreve con todo un 2009. No obstante, podemos anticipar nuevas inyecciones de capital y una restructuración final del sistema bancario hacia finales de año a través de procesos de consolidación y selección natural. Será una oportunidad igualmente para el nacimiento de nuevas entidades. Una idea genial toda vez que partirían con un balance limpio y podrían desempeñar su actividad crediticia sobre la base de la verdadera realidad financiera de sus clientes, factor que se vería apoyado por una estructura de la curva de tipos que favorecería la concesión de créditos. La economía se comportará peor de lo que apunta el sentir general. El principal problema se derivará del consumo de los particulares. Si en 2008 el mercado impactó en la economía, en 2009 ocurrirá justo lo contrario. Y el proceso ya ha comenzado”.
8. Wilbur Ross, experto en restructuración de compañías, ha estado en las quinielas de los adquirentes de numerosas firmas en dificultades. Centra su discurso en la corrección del problema inmobiliario estadounidense y la creación de empleo como formas de restablecer la confianza del americano medio en el sistema, lo que determina, en última instancia, sus patrones de consumo. Concluye señalando: “si Obama resuelve esos problemas, la recesión podría concluir a principios de 2010. Si no, la economía languidecerá durante mucho tiempo. Dada la incertidumbre actual, los inversores demasiado preocupados como para comprar acciones, podría destinar parte de su dinero a comprar bonos con rentabilidades después de impuestos cercanas al 6% Aquellos que quieran cubrirse el riesgo inflacionario de los déficits gemelos, comercial y público, deberían colocar parte de su patrimonio en TIPS, bonos cuyo principal se ajusta periódicamente al nivel de precios. Actualmente están descontando depresión, lo que les convierte en una buena oportunidad. Por nuestra parte, estamos empezando a invertir en firmas financieras excesivamente penalizadas y que cotizan a múltiplos irrisorios. Dado que el sector se encuentra en el germen de la crisis, creemos que su estabilización prioritaria será parte igualmente de la solución. A estos precios hay oportunidades”.
1 comentario:
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